lunes, 21 de diciembre de 2009

Noche ventonsa (2)

Una noche ventosa salí a pasear. Al regresar a casa, pensaba ir directo a mi cuarto, pero decidí pasarme por el salón, a ver quien estaba aun viendo la televisión. Solo estaba mi madre, dormida en el sillón. La caja tonta sintonizada en la 1 (antes conocida como tve1). Estaban dando una película ambientada en la segunda guerra mundial.

Me quede, como siempre, de pie apoyado el marco de la puerta. La película parecía entretenida; Un oficial americano es informado por su superior sobre unos aviones de reconocimiento (de la RAF), que han sido derribados por los alemanes con algún tipo de nueva arma misteriosa. Su misión rescatar a los supervivientes, si los hubiera y destruir esa nueva arma. El oficial parte, hacia territorio alemán, con una nueva escuadra de aviones. Van todos ellos tan felices, contándose sus cosas, cuando uno de los aviones es derribado, mientras por la radio escuchan “Son demasiados” Es entonces cuando vemos que el misterioso arma derriba-aviones son gárgolas. Ya sabéis, monstruos de piedra con alas, en este caso especialistas en reventar aviones y destripar soldados. Los aviones se estrellan pero varios soldados sobreviven, se encuentran con los soldados de RAF, a los que venían a rescatar, y finalmente se refugian en una iglesia. (Lo habéis adivinado, las gárgolas no pueden entrar en la iglesia.) En esta parte la película se fue a publicidad, y yo, sin saber como, me había acabado deslizando hasta el sofá que no ocupaba mi madre (aun dormida)

La película, por si a alguien le interesa se llama, El reino de las gárgolas. Y es una chorradita de serie B, que no terminé de ver, pero que consiguió sorprenderme ¿Por qué? Pues está claro, porque no tenia ni idea de lo que estaba viendo y hoy en día eso es muy difícil, casi imposible.
Todas las películas que vemos, o libros que leemos, vienen siempre precedidos por un trailer o una sinopsis en la que ya nos han contado la mitad de la historia. (Especial mención merecen los trailers de películas norteamericanas) No nos dejan sorprendernos, nos han cortado la imaginación y la capacidad de sorpresa. Eso sin hablar de de las expectativas que nos crean los diferentes avances.

¿Esto tiene alguna solución? Pues yo he optado evitar el visionado de los trailers cuyas películas que me interesan (Llegando a cerrar los ojos en la sala de cine, si llega el caso*).
Con los libros es más fácil, evitar leer la contraportada… “¿Y entonces como sabes de que va…?” Nadie te impide empezar a leerlo (u ojearlo por encima) en la librería, ¿no?



*No os riáis que es muy serio… Y tampoco es tan exagerado, no me tapo los odios y me pongo a cantar.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Cartas intangibles

¿Cuándo fue la última vez que recibisteis una carta de un amigo?
Cuando digo carta no me refiero a un e-mail o un privado al tuenti. Me refiero a una muestra sincera de interés, escrita a mano, con sus pequeñas imperfecciones ortográficas y una caligrafía personal, donde cada letra es parecida pero no idéntica a la anterior. Y donde, a veces, es necesario usar la imaginación para descifrar alguna palabra.

El valor sentimental de una carta manuscrita, la forma en que la puedes atesorar, el valor de lo que significa… Eso no lo puede sustituir un mensaje electrónico, aunque su letra siempre sea legible y su tinta no se difumine con el paso de los años. Por no hablar del esfuerzo que requiere una carta; su redacción cuidadosa, guardarla en un sobre intentado doblarla lo menos posible, escribir con letra clara la dirección del destinatario, pegar un sello, y finalmente ir hasta un buzón y arrojarla en su negra boca.

“Cuantas molestias” dirán muchos. “Si podías hacer lo mismo, en cinco minutos, con un e-mail. Tardas menos, te sale más económico y es más ecológico… que con cada carta estás matando un bebe-árbol”
Pues sí, no diré yo que no. Pero creo que la sensación que produce abrir tu buzón, esperando encontrar la misma “basura” de siempre, y sorprenderte con la carta de un amigo bien vale el esfuerzo. Un folio, un sobre, un sello y un poco de caligrafía esmerada son precio muy pequeño en comparación con la alegría que se puede llevar el destinatario de nuestra misiva. Aunque contenga poco más que un “Hola, ¿Que tal? Espero que estés bien” (Y dudo mucho que el planeta se este deforestando por culpa de las cartas manuscritas que se envían a nivel mundial.)


PD.: Mientras escribo esto, tengo delante una postal de Tallin (Estonia), recibida este verano. Gracias Marta.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Noche ventosa

Noche ventosa. Estoy sentado en mi habitación, pensando algún tema para actualizar el blog (la presión de mis seguidores es cada día mayor) Tiro todo por la ventana y decido dar un paseo. Agarro mi cámara digital Sony, una sudadera made in decathlon, un pantalón de chándal blanco adidas y mis asics gel-1130 (playeras de corredor regular que utilizo una vez al mes).
Salgo a la calle y lo primero que noto es el viento enmudeciendo el ruido del mundo, creando su propia armonía de sonidos. Es viento de sur, temperatura más que agradable.
La calle, en este caso una carretera de pueblo, completamente vacía. Mi reloj marca las 23:11, nadie a la vista.
Un gato perezoso, me mira desde lo alto de un muro, le devuelvo la mirada al tiempo que sopeso la cámara en mi mano “Tranquilo – le digo en silencio – No voy a interrumpir tus meditaciones”.
Continúo andando, sin prisa. Ahora me paro, ahora acelero el paso, me detengo de nuevo, tiro una foto, la miro… la borro. Observo como el viento arrastra y amontona las hojas otoñales.
Una farola caprichosa se apaga a mi paso. Alzo la vista escéptico, hacia su foco apagado (Aun no lo se, pero a la vuelta volverá a hacerme lo mismo).
Llego hasta la estación de tren, aun nadie en mi camino. Unos pasos más adelante el único bar del pueblo, persianas bajadas, ha cerrado.
La carretera se presenta ahora totalmente recta, kilómetro y medio de asfalto ante mí. Los coches parecen dormir, mis pies se deslizan sobre la línea discontinua, las farolas enmarcan mi desierto camino, más allá los campos permanecen en tinieblas. A mitad de la recta me detengo, miro adelante y atrás… Sin casas, sin gente. Tan solo viento ensordeciéndome y enmarañando mi pelo. Me siento, en el centro, entre dos líneas, acaricio el asfalto, dejo pasar el tiempo. Siento que estoy haciendo algo, pero aun no se el que.
Una luz en la distancia, un coche se acerca, me levanto y me aparto hasta el prado. Me coloco en el punto en que mueren las luces y nacen las sombras, invisible al anónimo conductor.
El coche pasa, ajeno a mi presencia. Coloco la capucha de la sudadera sobre mis pelos desordenados y regreso a casa. Ha sido una noche divertida.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Agujeros negros y neuronas a la deriva.

Stephen Hawking, uno de los mayores científicos vivos del mundo, ha estudiado en profundidad los agujeros negros. Pero hay una serie de agujeros negros en nuestro planeta a los que no ha prestado la debida atención. Me estoy refiriendo a… Los coches, esos taimados ladrones que se hacen pasar por nuestros amigos.

Comprar un coche es como tener un hijo sabiendo que nunca te va a dar satisfacciones. Le tienes que cuidar, alimentar, lavar, llevar al médico… Y nunca te dará una sola alegría, nunca te llegara a casa con un sobresaliente o te traerá un regalo el día del padre, al contrario cuando mas le necesites se pondrá enfermo o directamente te dejará tirado.

El coche, es en definitiva, el agujero negro de cualquier economía domestica


Aun así muchos insisten en mimarle y colmarle de regalos. Invierten ese dinero que nunca gastaron (ni gastaran) en libros*, en llenar de accesorios inútiles a su querido engendro.
Llegan a creer que su niño es el más guapo, el más rápido y lo convierten en eje central de sus vidas, proyectando en él todo lo que ellos son (horteras) y quieren ser (¿dinámicos?). Afortunadamente se les reconoce con facilidad, la discreción no es su mayor virtud.

Si ellos son felices así me alegro, vive y deja vivir. Al final cumplen una importante labor social.
Cuando una tranquila noche cualquiera, pasas por un aparcamiento y les ves ahí; Unos haciendo (el anormal) “trompos”, mientras el resto observa embelesado tan alquímicas proezas. Como música de fondo reggaeton a todo volumen, perforando tímpanos y drenando cerebros.
Los observas durante cinco minutos y no puedes si no alzar la vista al estrellado cielo para dar gracias a Dios por (a pesar de todos tus defectos) no ser como ellos.



*Me niego a creer que una persona así haya leído y entendido más de un libro en su vida.

martes, 10 de noviembre de 2009

Que llueva, que llueva...

Me gusta la lluvia. Viviendo en el norte tampoco me quedan muchas opciones: Pero la gente, por lo general, escapa de la lluvia, corren con la cabeza agachada o abren el paraguas ante la más inofensiva gota. “Uuuh, mojarse un poco, que miedooo”.

Tal vez se deba a que nací un lluvioso octubre, en una Santander medio inundada. El resto de mi vida lo pase en el campo, y donde mas jugué fue en los regatos. Podía pasarme tardes enteras subiendo y bajando por los regatos, construyendo presas con barro y piedras. O haciendo navegar mi lancha de Playmobil (algún que otro playmobil murió ahogado…) en estos ríos de juguete.
Sí, fijación por el agua en general. El mar nunca me llamo demasiado, lo admito. En mi infancia pise la playa poco o más bien nada, aprendí a nadar tarde… Después llegué a Galizano, y recupere el tiempo perdido.

Aun recuerdo un día de lluvia este verano, en la playa, con mi compañero (Héctor). Era uno de esos días de lluvia constante y cerrada, en los que desde el principio sabes que no va parar de llover en ningún momento. Llevábamos toda la mañana en el coche, leyendo, pensando y divagando. Al final acabamos corriendo por la playa, para acto seguido lanzarnos de cabeza al mar, mientras la lluvia caía sobre nosotros y ahí nos quedamos paladeando el momento. Es uno de esos recuerdos que, como el bueno vino, cuanto más tiempo pasa mejor sabe.

En definitiva, la gente va a ver películas 3-D, viaja a Port Aventura, fuma porros, sodomiza ovejas, etc, etc… todo para buscar nuevas experiencias. Pero pocos se han molestado en caminar lentamente bajo la lluvia, siendo conscientes de como cada gota se va posando en ellos, como sus hombros se van humedeciendo, como lentamente su cara se va lavando, mientras sus ojos se refrescan…

La lluvia es magia: Puede cambiar (y cambia) el mundo en instante, barre todos los colores, olores y sabores. Cuando termina todo es igual, pero nada es lo mismo.

Disfrutarla es aprender a valorar la vida.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Mienteme.

Todos mentimos, unas veces en deferencia a los demás, otras en nuestro propio interés. Siempre nos han hecho creer, desde pequeños, que la mentira (u omisión de la verdad) es algo malo o inmoral, yo no lo veo tan claro.


La mentira es algo tan humano como la puñalada trapera, aunque pocas veces llega a ser tan letal. Supongo que Nietzsche diría que la mentira es parte de nuestra mascara. Yo, más bien, la definiría como el taparrabos emocional sin el cual no nos atreveríamos a salir a la calle y enfrentarnos a nuestros semejantes.
La mentira es para algunos el escudo que los mantiene a salvo y para otros una lanza con la que herir a sus enemigos.

No, no me considero un mentiroso, pero normalmente la gente acepta mejor una mentira ingeniosa que una verdad insípida.

Así todo engañar a alguien a quien respetamos y apreciamos (aunque sea para evitar males mayores) suele ser tan difícil como chuparse el codo. Esta incapacidad no viene dada por la habilidad del otro para desenmascararnos, si no por nuestra propia reticencia inconsciente a engañar a alguien querido.



“No es el que tú me hayas mentido, sino el que yo ya no te crea a ti, eso es lo que me ha hecho estremecer”
Friedrich Nietzsche.

Tengo que salir más...

Tengo que salir más, tengo que hacer más viajes, tengo que probar más sabores de helados…

Viernes por la noche y aquí estoy, frente a “la caja tonta 2”, un ordenador con conexión a internet, después de crearme un fotolog y cotillear por el Tuenti, me dispongo a irme a dormir, con la sensación de haber tirado otro día más a la papelera.

¿Cuántas horas anuales perdemos erosionando la vista y agarrotando las neuronas frente a un monitor? Si no fuese por Internet (y la televisión) habría duplicado la cantidad de libros que he leído en mi vida y quizás escribiese y me expresase mejor.

Ojala se hundiese el Messenger, todas las “redes sociales” tipo tuenti y la gente se viese obligada a salir a la calle y quedar físicamente para hablar e intercambiar vivencias.
Incluso el teléfono móvil me parece una alternativa más “humana” a esta pantomima virtual, en la que tan fácil es ignorar, como quedar bien con alguien a quien etiquetamos como “amigo”, pero al que no pasaríamos de dedicar un seco “Hola” si nos le cruzásemos en la calle.


Algún día, cuando sea libre, buscaré un bosque, y me perderé toda una semana… para intentar encontrarme a mi mismo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Vaca o águila?

¿Qué prefieres ser; Una vaca en una manada o un águila volando por los cielos?

Esto me preguntaba hace poco una amiga. La respuesta, claro esta, busca (de una manera un tanto simple, todo hay que decirlo) definir nuestra tendencia al individualismo o la ausencia de el.

El ser humano vive en manadas, es una animal social, que gusta (por lo general) de la compañía de sus semejantes, e incluso la de otros animales.
De todas formas, no hay que confundir “vivir en manada” con “pensamiento de manada”, conservar el individualismo dentro de un grupo, sin dejarnos llevar por las mayoria, tiene aun más merito que vivir solo.
La gente, tristemente, cada vez tiende más a estar continuamente acompañada y no busca momentos para quedarse a solas consigo misma y conocerse. En una habitación con música no puedes escuchar tu propia voz.

La soledad es por tanto, un privilegio si se busca y se consigue, pero un cruel castigo si es impuesta.

Yo me identifico más con los delfines. Viven por lo general en manadas, pero en ocasiones deciden nadar solos.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Ansiada rutina

No sabemos verlo, pero la rutina es uno de los mayores lujos disponibles en la vida moderna.

Buscamos aventura, riesgo, emoción… pero siempre de una forma controlada, que nos permita al acabar guardarlo todo en una maleta, montarnos en el coche y regresar con un puñado de buenos recuerdos a nuestra casa (forrada de monotonía y rellena de aburrimiento).
La rutina y la organización son formas de sentir que controlamos el mundo que nos rodea, y así envolvernos en una ilusoria sensación de seguridad


¿Todos los días son iguales? En cierto sentido si, en cierto modo no.
Ante todo no olvidemos que somos nosotros los que así lo queremos, aunque luego también seamos los primeros que quejarnos de que “Nunca nos pasa nada”

La salida de la rutina si no es de una forma voluntaria, premeditada y planeada suele ser más estresante que estimulante.

“Oh, dulce rutina… permíteme dormir cada noche en mi cama.”

viernes, 15 de mayo de 2009

Destino casual

Me hace gracia la gente que cree en el destino, que las cosas ocurren por algo. Ojalá yo pudiera engañarme así y pensar que todos los acontecimientos de mi vida van encaminados hacia alguna misión mesiánica, en la que acabaré salvando el mundo. Un día un coche te atropella, te parte la pierna y acabas casándote con la traumatóloga que te atendió en urgencias. “Que bonito, eso es que estaba escrito” A ver, ni el destino se salta semáforos en rojo, ni la casualidad quiebra tibias.

Es agradable pensar que una fuerza cósmica superior guía nuestros pasos, pero al final todo son recursos baratos de las (malas) películas románticas. La gente muere a diario en todo tipo de accidentes, niños nacen con deformidades o enfermedades incurables, gente es cruelmente asesinada ¿Están acaso cumpliendo algún tipo de designio divino? ¿Murieron por el bien de otros? No, simplemente ocurrió. Ayer ellos, mañana nosotros.

No somos especiales, el dios de la fortuna no trata de que seamos felices. Tampoco existe una balanza en la que pesen nuestros malos momentos para resarcirnos más adelante. La vida puede tratarte injustamente desde que naces, hasta que mueres y nadie deberá dar cuenta por tu felicidad no disfrutada.

De muchas malas experiencias se pueden extraer cosas positivas. Pero, por favor, no penséis que os ocurrieron para daros una lección sobre la vida y abriros los ojos a grandes verdades universales. Las casualidades son lo que son, no le busquéis tres pies al gato.

sábado, 9 de mayo de 2009

Demuestra que sabes divertirte

Y gracias al tuenti he llegado a la conclusión de que tan importante es tener vida social como demostrarlo. Salir por ahi y disfrutar esta bien, pero si no hay fotos que lo demuestren tampoco parece tener mucho sentido hacerlo.

Pondré un ejemplo para que todos lo veáis claro:

Una niña de diecisiete años, queda con sus amigos para ir de botellón, una noche cualquiera. Sin ser cumpleaños, ni festividad alguna ¿Cuántas fotos puede subir al tuenti al día siguiente?
Fácil; Diez mientras compran los litros en el lupa. Cinco de las botellas alineadas, en el suelo, esperando ser fusiladas. Y otras quince de la “fiesta” en si. En total treinta fotos para inmortalizar tan memorable ocasión.

Lo peor no es eso, lo más grave es que hoy en día cualquiera posee una cámara digital o un movil de última generación (o ambas cosas). Con lo cual al final tenemos, como mínimo, una veintena de fotos por cada media neura alcoholizada. Fotos que serán religiosamente subidas al día siguiente.

El criterio de selección, y esta es otra, de las instantáneas a subir es “todo vale”. Retratos desenfocados, borrosos o con el dedo en el objetivo… todo vale. Que luego siempre son las fotos más ingeniosamente comentadas, en plan “k dedo + grande tnes XDD ;)”

jueves, 9 de abril de 2009

Nicotina al volante

Y vas conduciendo, tan tranquilo; escuchando tu música favorita, pensando en tus cosas… y de pronto un pequeño objeto incandescente sale despedido del coche que te precede y se acerca rebotando, amenazadoramente, hacia ti. El efecto es particularmente llamativo por la noche, ya que en cada rebote, la colilla desprende unas visuales chispas rojas, qué mas parece una bengala de auxilio.
En una persona tranquila y calmada como yo el primer impulso lógico es, siempre el mismo ¡Acelerar y embestir al otro coche! Desgraciadamente debido a la fragilidad de mi vehículo, y a las objeciones que ponen las aseguradoras a este tipo de actividades*, me limito a maldecirles a viva voz.

He observado también que no hay un grupo de edad, sexo o condición social que tenga mayor incidencia. Tanto hombres como mujeres, jóvenes o viejos, con coches que van desde el más humilde clio hasta el más suntuoso BMW. Todos muestran la misma falta de educación. Algún día supongo prohibirán fumar mientras se conduce, y aunque la gente lo seguirá haciendo al menos les podrán sancionar, para regocijo del resto.

Supongo que algunos utilizaran el cenicero del coche (creo que sigue viniendo de serie) pero me es indiferente, fumadores al volante, no contáis con mi respeto. Si sois tan obtusos como para gastar dinero, salud y seguridad en tabaco muy inteligentes no podéis ser.


* Si un día llego a ser rico, y me sobra el tiempo, adquiriré un Hummer (asegurado a todo riesgo) y me limitaré a impartir justicia sobre el asfalto.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Genéticamente salidos

“Ante la duda la más tetuda”
Jajaja, diréis muchos, pero es una gran verdad. El busto femenino, ya sean peritas o perolas, es uno de los mayores y mas inmediatos reclamos que poseen las féminas para atraer y atrapar nuestra atención. Negar el efecto gravitacional que causan en nuestra mirada, es como negarle a la Luna las mareas.

Todo macho humano (heterosexual) al mantener una conversación con una hembra (humana), debe hacer un esfuerzo voluntario para que sus ojos se mantengan fijos, de manera constante, en la cara de su interlocutora y no se desvíen furtiva y ocasionalmente a su, más sugerente, zona pectoral.

Inevitable es, no nos juzguéis por ello. Si queréis conocer el motivo “científico” es bien sencillo; Inconscientemente asociamos unos pechos generosos a una mayor producción láctea y por tanto a una abundante alimentación para nuestra futura progenie. Las formas redondeadas son también indicador de salud y buena alimentación.

Hoy todos sabemos que no siempre se cumplen estos parámetros, y existen muchos otros factores a tener en cuenta en la elección final (como la turgencia de una buena nomina) Así todo, siglos de supervivencia y procreación compulsiva tiran (más que dos carretas) demasiado.

lunes, 9 de marzo de 2009

¿Qué es la música?

La música es algo totalmente nuestro, humano, no existe nada en la naturaleza que la inspire, ni el trino de los pájaros, ni tan siquiera el canto de las ballenas, nada la iguala. Ya es raro que superemos a la naturaleza en algo.

La música, no digo las canciones, digo la música no entiende de idiomas, palabras o culturas, es nuestro lenguaje mas universal, emerge de nuestro interior, imposible de ser malinterpretado o de mentir. Expresión máxima de sentimientos, pasiones y voluntad.

No es necesario ningún tipo de aprendizaje para poder apreciarla. Es magia que llega directamente al cerebro sin esfuerzo alguno por nuestra parte.
¿Cuántas veces habéis escuchado una canción en otro idioma y la habéis comprendido por el simple tono de su instrumentación?

No hace falta que nadie te explique, por ejemplo, el Adagio para cuerdas, no hay letra que hable de lágrimas, dolor o perdida pero esta todo ahí, es tristeza condensada en cada nota. Emulsión intranscriptible de pena y grandiosidad. No se explica con palabras, no se analiza racionalmente, simplemente trasciende e inunda los sentidos (casi se puede tocar).

No se si tenemos alma, pero si de verdad existe en algún rincón de nuestro ser, seguro que se alimenta de música.

martes, 24 de febrero de 2009

El protegido puerto de tus brazos


de nuevo estoy a la deriva...
tus ojos,
como un faro distante en la noche brumosa,
observan mi paso vacilante,
temeroso,
esquivo tu costa quebradiza y desnuda,
y dejo atrás el arrecife
donde encallan mis dudas y tus palabras.

la oscuridad apremia
y el murmullo del viento
atraviesa el silencio que nos separa,
las olas del mar abierto golpean mis huesos,
una llovizna salada impregna mi pecho
mientras una luna blanca,
rompe las nubes e ilumina tu cuerpo.

te percibo a lo lejos y me defiendo,
el resplandor de tus ojos,
sobre la superficie agitada de mi piel,
me debilita,
y tus labios húmedos me arriman de nuevo
al protegido puerto de tus brazos,
entregándome,
sin anclas y sin amarras,
a mi destino.
.
.
No, no es mio. Ya me gustaria.

domingo, 22 de febrero de 2009

Esa búsqueda

Es la vida una búsqueda, un viaje en el que esperamos hallar la pieza que complete nuestra alma, y nos ayude a dar sentido a cuanto nos rodea. Encontrar sentido a una existencia azarosa, sostenida en el precario equilibrio de nuestra cordura e impulsada por la voluntad de ser felices.

Buscadores de un sueño que no conseguimos recordar, olvidado bruscamente al despertarnos.
Así vivimos, viajando sin movernos. Recorriendo distancias infinitas con la mente, para acabar, finalmente, en el mismo lugar. Un circuito cerrado, en el que la línea de meta es también la de salida.

Buscamos algo que no existe, y al final es la propia búsqueda lo que amamos, lo que va dando verdadera forma a nuestro interior y nos engrandece.


"¿Sabes lo que más miedo da? No saber cual es tu misión en este mundo, no saber por qué estas aquí. Es una sensación horrible"

Samuel L. Jackson (El protegido)

martes, 17 de febrero de 2009

El osito de San Valentín

Un año más llegó y pasó San Valentín.
Un año más miles de enamorados (los menos) y parejas aburridas (las más) de todo el mundo gastaron billones de sestercios en regalitos, rosas y cenas.

Vale que los hombres, fuera de las consabidas flores y bombones, lo solíamos tener algo difícil para encontrar el regalo adecuado, dada nuestra naturaleza practica y la debilidad por los objetos útiles. Naturaleza que suele chocar frontalmente con los anhelos más etéreos y “románticos” de la mayoría de mujeres.

Pues regocijaos, al fin se invento la solución a vuestros problemas, de la mano de TOUS, la famosa marca del osito deforme, nos llegan todo tipo de colgantes, bolsos y perfumes que harán brillar los ojos de vuestra amada como antorchas petroleadas.

Lo se, alguno pensara; “¿Pero como le va a gustar a todas las chicas? Eso es absurdo”. Pues sí, es absurdo, yo tampoco lo entiendo muy bien, pero asi es. Debe ser el osito, que las recuerda la infancia perdida y su desvirgada inocencia. Así todo, miremos detenidamente la silueta del osezno, puede sugerirnos muchas cosas, y pocas recuerdan a un oso tal y como lo conocemos. Ese debe el secreto, algún mensaje subliminal encriptado. La mayor utilidad que le encuentro, quizás sea esa, poder utilizarlo como examen de personalidad.
Enseñárselo a vuestros amigos, como si de una test de Rorschach se tratara, a ver que le sugiere a cada uno el orondo logo de TOUS. Quizás alguno halle la razón de su inexplicable éxito.

Por cierto, si a tu novia no le gusta el articulo de TOUS que has seleccionado para ella, no temas y alégrate, has encontrado a una chica especial*. Aunque posiblemente hayas cometido el error de tu vida al insultarla con semejante regalo.

*especial no quiere decir, necesariamente, maravillosa.

domingo, 1 de febrero de 2009

Injusta memoria

Es la memoria como una piscina en la que guardamos sumergidos nuestros recuerdos y vivencias.
Creamos y poseemos una piscina para cada persona, con distintas medidas y profundidad (segun nuestras necesidades), que va creciendo en función de los recuerdos que en ella arrojamos, recuerdos que lentamente se hunden para acabar reposando en el fondo.

Y un día arrojamos un mal recuerdo, y en lugar de hundirse, comienza a cubrirlo todo como oscuro aceite. Como si esa pequeña decepción se extendiera por toda la superficie de nuestra memoria, impidiéndonos ver los buenos momentos que reposan en el fondo.
Quizás sea que los malos recuerdos flotan mejor, y esa la razón que nos hace, en ocasiones, anteponer una mala experiencia con alguien a toda una convivencia de buenos momentos.

Al final cuanto más nos da alguien, mas le exigimos y menos le perdonamos.
Así de egoístas podemos llegar a ser.

martes, 27 de enero de 2009

Esa pequeña tristeza

Hay días buenos o malos, días divertidos o monótonos, días para recordar u olvidar. Pero indiferente a todos ellos se encuentra esa pequeña tristeza. Ese sentimiento, que nos asalta en cualquier lugar, momento o circunstancia y se adhiere a nuestro espíritu, lastrando nuestros ánimos, robando nuestra alegría… hundiéndonos en una extraña depresión.
No se suele prolongar durante mucho tiempo y lo más peculiar no viene a ser su repentina aparición, si no la imposibilidad de encontrar una causa o razón que la justifique, escapando a toda lógica.

Es como si la pena destinada a otra persona equivocase el rumbo para acabar tropezando con nosotros, derribando nuestra voluntad para ser felices.

domingo, 25 de enero de 2009

GH10 o el triunfo de la banalidad

Es fácil, demasiado fácil arremeter contra un programa como Gran Hermano y quedar como “un tío profundo”. Pero aun más fácil parece sentarse a verlo, dejando empacharse a las neuronas con información que nunca quisimos conocer..
Pues si hay un programa que define el nivel medio de la televisión actual (y en gran medida el nivel cultural español) ese es GH.

¿Experimento sociológico? No creo que ni el más fiel de sus muchos seguidores se atreva escudarse ya con ese término. Esto es un circo, no compuesto por artistas, si no por payasos con poca gracia y nulo ingenio. Sobre “la enana” no hago chistes, porque es la guinda del pastel, y que nadie me hable de igualdad o “integración social”, está ahí por lo que está. Intento vulgar, cutre y poco original de crear espectáculo barato que refuerza el, ya citado, espíritu circense del programa.

Claro, que luego están los verdaderos culpables del asunto, y no me refiero a los chiste de la Milá, (también tiene delito lo de la simpática de Mercedes, cuarenta años como periodista para acabar presentado esto) me refiero a los espectadores. Porque un bodrio como este no llega a 10 ediciones sin una audiencia fiel y entregada.
A estos tele-adictos se les puede (se pueda o no yo lo voy a hacer) englobar en tres grandes grupos:

1 - El indiferente. “Nada, estaba viendo GH un rato…”
Para él, o ella, el programa solo es una tontería más de las muchas que emiten a diario, ni mayor ni menor, lo ve por inercia. Eso sí, conoce a todos los inquilinos del programa y tiene sus favoritos.

2 - El resignado. “Ya se que es triste, pero voy a ver GH un rato”
Consciente de la estupidez del programa, aun así lo encuentra entretenido, pero no quiere admitirlo plenamente. También posee un amplio conocimiento sobre los sujetos del experimento y lo ve siempre que puede.

3 - El orgulloso. “¡Pues ver GH! ¿Tú no lo ves…? Luego te llamo que hoy esta muy interesante”
Sigue religiosamente cada edición, conoce todas las rivalidades y guerras internas entre los concursantes, la noche de nominaciones es sagrada para él. No le llames con ningún plan alternativo, tiene muy claras sus prioridades. Vive en el convencimiento de que GH es un programa original e inimitable, y la única razón por la que no le puede gustar alguien es que no lo vea.

Lo que no acabo de entender es porque tantos admiten que lo ven, pero nadie confiesa que llamó una vez, o dos, o tres, o catorce para votar por su bufón favorito.
¿Tirar nuestro tiempo en absurdos como este es valido… Pero gastar unos céntimos en ello nos coloca a otro nivel de estupidez?

sábado, 24 de enero de 2009

Confianza

No es la confianza, muchas veces, una cuestión unida a un largo conocimiento o a una profunda amistad. Muchas veces surge de forma muy espontánea, omitiendo nuestras habituales reservas, nos abrimos a personas en las que aun no sabemos cuanto podemos confiar, pero que de alguna extraña manera nos hacen sentir como dos, contando cosas que mucho esfuerzo nos supondría contar a toros ¿Por qué? ¿Tienen algo especial esas personas? ¿Todo el mundo se siente cómodo ante ellos? ¿O es una rara afinidad que nace de caracteres no gemelos, si no más bien complementarios?

No lo se… No creo que se trate de una empatia universal, más bien de personas que desarrollan sin saberlo una habilidad para la comunicación.
Personas difíciles de encontrar pero fáciles de reconocer. Almas que se acaban transformando en guía, maestro, apoyo moral… y, finalmente, amigos. Amigos, que saben dar importancia a cada letra de esa manoseada y mal entendida palabra.
Confiar en ellos no significa que ellos estén preparados para hacer lo mismo, pero cuida de tenerlos cerca, pues atesoran cada sentimiento, duda y temor que les transmites. Lo guardaran en su interior, incluso mucho tiempo después de que tú lo hayas olvidado, ellos seguirán cargando con tus palabras.

Vasmos a ser originales... todos a la vez.

¿Estas pensado en hacerte un tatuaje?
Se original, (no te dejes seducir por tribales laberínticos o dragones rampantes) sorprende a tus amigos con unas elegantes “letras chinas”. En serio, ahora que los tatuadores ya han cogido soltura (a fuerza de metódica repetición) en esto de los idiomas orientales es el momento, no lo dejes escapar.
Ah, ¿Qué ya te has tatuado tu nombre en mandarin? Entonces mejor que no sigas leyendo y vete a lucir tu inversión.

Es una lástima, pero a muchos no les haría falta más sugestión para unirse a este selecto club de poliglotas. Cualquiera es un cliente portencial, da igual la edad, sexo, condición social, gustos o signo del zodiaco. Si ya no se salvan ni los pobres coches, que bastante han sufrido, sufren y sufriran con las perennes margaritas.
Al final, tan originales que son, y se tatúan todos lo mismo: honor, familia, amor, valor, verdad o su nombre, porque hasta Eustaquio parece tener su traducción al japonés. Claro, quien dice japonés dice chino, elfico o esperanto… tanto da. Como si alguno de ellos tuviera un mínimo conocimiento en leguas asiáticas, lo mas largo que deben saber decir es “sayonara baby”.

jueves, 22 de enero de 2009

Felicidad

No pienses que la desazón, soledad e incomprensión que sientes te son exclusivos. Muchos otros se sienten como tu, aunque engañen a los de más con una sonrisa pegada al rostro. Tampoco voy a decir que hay mucha gente que esta peor que tu, que no tienen que comer, no tiene familia, hogar, etc… porque la sociedad, a base de enseñárnoslo día tras día en la televisión, nos han hecho insensibles a ello. Nuestro pensamiento funciona ahora a la inversa, se ha vuelto egoísta y en lugar de compararnos con los mas desfavorecidos lo hacemos con los que están, en apariencia, mejor que nosotros, mas felices o con mas facilidades.

Siempre insatisfechos, siempre deseando tener algo mas, creyendo que un nuevo pantalón, un ordenador mas nuevo, un coche mas rápido o una casa mas grande nos harán mas felices. No es ahí donde reside la felicidad, la felicidad muchas veces vive en el pasado. En incontables ocasiones somos felices sin saberlo, sin poder saborearlo y solo al echar la vista atrás nos damos cuenta de cuan buenos fueron aquellos momentos. Puede que ahora lo seas, aunque no lo sientas, pues solo cuando pasa el momento o pierdes algo (o a alguien) eres capaz de apreciarlo, tardio recuerdo que ya solo puedes disfrutar en la memoria.

El amor por el contrario es la felicidad inversa, la sientes día a día mientras la vives. Pero una vez terminado el romance, el sentimiento se torna amargo dolor, si insistes en recordarlo. Olvidar no esta en nuestra mano… ¿y si lo estuviera? ¿Lo haríamos…? No, claro que no. Porque por alguna extraña y entupida razón nos gusta sufrir.


"Fueron aquellos tiempos, verdaderos tiempos felices. Aunque ellos no lo supieran entonces. Solo al cabo de años y años, los recordarían como una época muy hermosa, aunque ya imposible"

Olvidado rey Gudu (Ana María Matute)

martes, 20 de enero de 2009

Es lo que hay


Lo primero advertirte que si lees este blog, además de arriesgarte a perder el tiempo (¿seguro que no tienes nada mejor que hacer?) tu salud mental puede salir muy perjudicada y tu cabeza llena de información inutil que nunca quisiste conocer, pero si asi todo insistes, adelante.
Deja los zapatos en la entrada y ponte comodo.
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