Desaliento es lo que sientes cuando lees lo que escriben otras personas. Cuando ves sus textos, en apariencia, escritos con tanta seguridad. Con una prosa tan elaborada y al mismo tiempo tan sencilla de seguir.
Desaliento también, cuando lees tus antiguos textos y todo lo anterior te parece mejor que lo presente. Como si las palabras ya escritas, con el tiempo, fuesen madurando, y al volver a paladearlas descubrieses en ellas nuevos sabores.
Desaliento cuando tratas de escribir algo a la altura de alguien a quien envidias y admiras. Y de tus dedos tan solo aciertan a salir garabatos ininteligibles, como si tus ideas quedasen atascadas, a medio camino, en algún nudo nervioso.
Desaliento, por último, siento; cuando te miro y no consigo ver a través de ti; cuando te observo y no alcanzo a interpretar tus miradas; cuando te rozo y no acierto a descifrar tus gestos, en apariencia, casuales. Y ahí estas, oculta a pleno Sol.